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16 En cambio, sí trabajé duro, junto con todos mis servidores, en la reconstrucción de la muralla de Jerusalén y no le quité a nadie su tierra.

17 Normalmente a mi mesa eran bienvenidos 150 funcionarios judíos junto con los que habían venido a nosotros desde las naciones vecinas. 18 Todos los días, se preparaban para los que se sentaban a mi mesa, un buey, seis buenas ovejas y algunas aves. Cada diez días se servía vino en grandes cantidades; sin embargo, nunca reclamé el salario asignado al gobernador porque sabía que el trabajo que la gente debía hacer para pagar los impuestos era muy duro.

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